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Premios Literarios Miguel Hernández 2024 Exposición Bibliográfica Miguel Hernández Genealogía de Ramón Sijé

Coetáneos de Miguel Hernández

Luís Rosales Camacho

 

Biografía

Luis Rosales Camacho es un destacado miembro de la Generación del 36. Nació en Granada el 31 de mayo de 1910 en el seno de una familia acomodada. Recibió desde niño una esmerada formación humanística que le motivó en lo que fue su posterior vocación literaria. Estudió bachillerato en el Colegio de los Escolapios. En la Facultad de Granada comenzó a estudiar la carrera de Filosofía y Letras y Derecho.

En 1930 llegó a Madrid para retomar los estudios de Filosofía y Letras que había abandonado en Granada y obtuvo el grado de doctor en Filología Románica en la Universidad de Madrid en 1940.

Desde muy joven estuvo integrado en los principales círculos literarios de su ciudad natal y de Madrid. Su vocación poética estuvo vinculada a Joaquín Amigo y otros componentes del grupo “El Gallo”, revista literaria que apareció en Granada en 1928, impulsada por Federico García Lorca. Componentes de este grupo fueron también Gómez Arboleya y Álvarez Cienfuegos. Solamente se editaron dos números de esta revista, uno en febrero y otro en abril de ese año.

En 1933 publicó sus primeros versos en la revista “Los Cuatro Vientos” y en 1935 apareció su primer libro de poemas titulado “Abril”, inspirado en una relación amorosa que mantuvo en los años de facultad.  Lo mismo que otros poetas de la Generación del 27, hay en esta obra de juventud un gusto por las estrofas clásicas y en general por la poesía del Siglo de Oro español, en concreto Garcilaso y Herrera. No obstante, su principal innovación es la combinación de la temática amor- religión.

Fotografía tomada durante la comida homenaje a Vicente Aleixandre en el Restaurante “Buenos Aires” de Madrid, el 4 de mayo de 1935 por la aparición de "La destrucción o el amor”.

Vemos de izquierda a derecha y de pie a Miguel Hernández, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Antonio Espina, Luis Felipe Vivanco, J.F. Montesinos, Arturo Serrano Plaja, Pablo Neruda y Juan Panero. Sentados Pedro Salinas, María Zambrano, Enrique Diez-Canedo, Concha Albornoz, Vicente Aleixandre, Delia del Carril y a José Bergamín. Sentado en el suelo: Gerardo Diego

Su orientación ideológica no fue obstáculo en la relación de amistad que mantuvo con el poeta y dramaturgo García Lorca, a quien en agosto de 1936, recién iniciada la Guerra Civil española, arrestan en su casa de Granada. Sus gestiones y las de sus hermanos no consiguieron impedir el fusilamiento de su amigo.

En 1937 colaboró con la revista “Jerarquía”, que promovía los valores con los que el bloque falangista pretendía construir un nuevo Estado, una nueva moral y una nueva estética.

En 1939 escribió, en colaboración con L. F. Vivanco, un ensayo con temática propia de la época titulado “La mejor reina de España”, y durante el periodo de posguerra participó en prestigiosas revistas literarias como “Escorial”, cuyo primer número apareció en noviembre de 1940, dirigida por Dionisio Ridruejo en la primera época (hasta octubre de 1942), con Pedro Laín Entralgo como subdirector y Luis Rosales y Antonio Marichalar como secretarios de redacción.

En 1940 publicó  de nuevo junto a Felipe Vivanco el primer volumen de su célebre antología “Poesía heroica del Imperio”. Además, en esta época inició su labor de investigación de los manuscritos de la Biblioteca Nacional, de la que surgieron importantes trabajos, sobre todo del Siglo de Oro español.

En 1941 Luis Rosales  escribió “El contenido del corazón”, libro de poemas en prosa  dedicado a su madre. Según palabras del poeta, “Este libro tiene una larga historia que ya va siendo la de mi vida. Le debo mucho. Le tengo gratitud. Encontré en él mi expresión personal y encontré la voz poética que después he llevado a otros libros. En cierto modo me resume como escritor y como hombre”. La primera versión se publicó en la revista “Escorial” en dos entregas. La primera  en julio de 1941 y la segunda en agosto de 1942. Salió más adelante una segunda versión en “ABC”, dedicada a Leopoldo Panero y finalmente se publicó como libro en Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid, 1969.

Luis Rosales fue galardonado a lo largo de su carrera con numerosos premios por su labor literaria. En 1949 recibió el Premio Nacional de Poesía por su obra “La casa encendida”. Se trata de un volumen que fue concebido en forma de un largo poema unitario, el libro lo fue rehaciendo y ampliando hasta producir una nueva versión, publicada en 1967. Entre 1937 y 1951 trabajó en el libro “Rimas” (1951), por el cual  se le otorgó el Premio Nacional de Literatura.

En 1962 fue elegido miembro de número de la Real Academia Española. Por ese tiempo era ya una de las figuras más ilustres dentro del panorama cultural español.

En 1964 ingresó en la Real Academia de la Lengua. Su discurso de ingreso fue “Pasión y muerte del Conde de Villamediana”. Todo su trabajo de ese tiempo se vio reflejado en su antología sobre la “Poesía española del Siglo de Oro”, que publicó en el año 1970.

En 1972 su obra “Abril” fue corregida y aumentada y se volvió a publicar con el título de “Segundo abril”. Fernando Sainz dijo de él: “marca una clave de la tendencia lírica contemporánea y explica en profundidad a la generación de poetas posteriores al 36”.

De izquierda a derecha: Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría. Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Gonzalo Torrente Ballester Y Antonio Tovar. (Madrid, 1973)

En el año 1974 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Miguel de Unamuno por su libro “Lírica Española” y en 1980 con setenta años cumplidos publicó “La carta entera” obra constituida por dos poemarios independientes en los que la gran maestría de Rosales para combinar lírica y narración llegó a la cima de su perfección. El primero de estos poemarios lo tituló “La almandraba” (1980). Es un único poema extenso configurado por diferentes composiciones sueltas. La segunda colección que pertenece a “La carta entera” se presentó con el título de “Un rostro en cada ola”. Añade a esa mezcla una enorme originalidad a toda la poesía de Rosales  otros ingredientes tan atractivos como el humor y el recuerdo de sucesos y personas que compartieron con el poeta en tiempos pasados.

En 1982 se le concedió el Premio Miguel de Cervantes por el conjunto de su obra literaria. A continuación destacamos las palabras con las que  comenzó su discurso de agradecimiento:

“Pongo en sus manos lo que es suyo. Con estas principiantes y primeras palabras, quiero expresar mi agradecimiento. Lo dije muchas veces y lo repito ahora: nadie merece un premio. En su sentido más profundo, la creación siempre es colectiva. Por consiguiente, quien puede merecerlo es la generación a la que pertenezco. Una generación en que los muertos pesan más que los vivos. Debo reconocer que unos y otros, los vivos y los muertos, me sostuvieron en los años difíciles, influyeron en mí continuamente, y en cierto modo consiguieron hacerme como soy. Al jurado y a ellos debo darles las gracias, y esto es un acto de reconocimiento, desde luego, pero también una restitución: pongo en sus manos lo que es suyo…”.

En noviembre de ese mismo año (1982) recibió también el Premio Cátedra de Poética Fray Luis de León, “Ciudad de Salamanca”, con el que vio recompensada su labor de poeta popular y religioso que le sirvió para situarse en un lugar privilegiado al frente de la generación poética que surgió entre 1930 y 1936 en la que figuran con él Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, Victoriano Cremer, Miguel Hernández Gabriel Celaya…

Decía Rosales: “…los miembros de mi generación fueron muriendo casi todos prematuramente. Nosotros hicimos la guerra pero estuvimos en contra de lo que vino después. No nos pusimos a favor de los vencedores sino separados de ellos. La expresión y la actitud de “exilio interior” fue acuñada por nosotros. Somos los que hemos publicado a Machado, Lorca, Neruda. Somos nosotros los que hemos hecho los homenajes y los que hemos dado la cara en momentos peligrosos”.

Su carrera se vio interrumpida a raíz de un derrame cerebral que lo apartó durante un tiempo del panorama cultural. Esta enfermedad no llegó a costarle la vida, pero perdió facultades imprescindibles para el desempeño de sus actividades intelectuales como la memoria y el habla. Consiguió reponerse a este revés de la vida con un esfuerzo encomiable. Aprendió de nuevo a leer y a escribir y continuó con su carrera hasta que a los ochenta y dos años la muerte le sorprendió en Madrid el 24 de octubre de 1992.

La obra de Luis Rosales es muy extensa, a continuación presentamos una selección de sus trabajos más conocidos.

Bibliografía

    * Abril (Madrid, Cruz y Raya, 1935)

    * Retablo sacro del nacimiento del Señor (Madrid, Escorial, 1940)

    * El contenido del corazón (primera parte, 1940)

    * Retrato de mujer con cielo al fondo (Segunda parte de “El contenido del corazón”, Madrid, 1942)

    * La casa encendida (Madrid, Cultura Hispánica, 1949)

    * Rimas (Madrid , Cultura Hispánica, 1951, Premio Nacional de Poesía)

    * El contenido del corazón, Elegía (Edición aumentada) (Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1969, Premio de la Crítica)

    * Piensa bien y acertarás (1971)

    * Segundo Abril (Zaragoza, Javalambre, 1972)

    * Canciones (Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1973)

    * Las puertas comunicantes (1977)

    * Diario de una resurrección (México, Fondo de Cultura Económica, 1979)

    * Verso libre (1980)

    * La carta entera I. La almandraba (Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1980)
    * 50 Poemas (1981)

    * Poesía reunida (1981)

    * La carta entera II. Un rostro en cada ola, (Málaga, Rusadir, 1982, Premio Ciudad de Melilla)

    * La carta entera III. Oigo el silencio universal del miedo (Madrid, Visor, 1983)

    * Antología poética (1984)

    * 25 años de Luis Rosales (1986)

    * Cervantes y la libertad (Obra completa, 1960-1963)

    * Pasión y muerte del conde Villamediana (1964)

    * El sentimiento del desengaño en la poesía barroca (1966)

    * Teoría de la libertad (1973)

    * La poesía de Neruda (1978)

    * Antonio Machado (1978)

    * La almandraba (1980)

    * Nueva York después de muerto (1986)

    * Diccionario enciclopédico del Cante Flamenco (1988)

    * El desnudo en el arte y otros ensayos (1988)

    * Esa angustia llamada Andalucía (1989)


Relación con Miguel Hernández

En 1934 Miguel realizó varios viajes a Madrid, entregando y comentando su obra con José Bergamín, director de la revista “Cruz y Raya”. Fue en su cuarto viaje a la capital donde conoció a Luis Rosales y a los miembros de la Escuela de Vallecas: Maruja Mallo, Benjamín Palencia, Alberto Sánchez… En el verano de ese año se publicó el primer número de “El Gallo Crisis”, revista oriolana que dirigió Ramón Sijé y a cuyas páginas se incorporó Luis Rosales en virtud de su amistad con Miguel Hernández, a quien los poetas de la Generación del 36 consideraron como un hermano mayor. En el número 5-6 de la revista, correspondiente a Sto. Tomás de la Primavera- Pascua de Pentecostés 1935, se recoge “Oraciones de Abril”: “Ronda Clara y presencia de la gracia”, colaboración de Luis Rosales que se encuentra en las pp. 30-32.

Reproducimos a continuación una carta de Miguel Hernández dirigida a Luis Rosales donde se verifica la amistad entre ambos. Se encuentra recogida en “Obra Completa” de Miguel Hernández, volumen II (edición Crítica de Agustín Sánchez Vidal y José Carlos Rovira con la colaboración de Carmen Alemany, Madrid, Espasa Calpe, 1992.) en las pp.2326-2327.

Querido Luis:

Sabes que me ha dado una pena más que regular de grande no verte antes de venirme a esta Orihuela de Sijé y mía tuya. No he tenido más remedio que hacerlo así. Perdóname, ya que te engañé diciéndote el lunes que no me venía hasta el otro próximo. Perdóname y haz el favor de mandarme a Arriba 73 Orihuela (Alicante) la Elegía que dijiste me ibas a dar. Se lo he dicho a nuestro amigo Sijé y quiere publicarla en el próximo número frente a unas fotografías de nuestro pueblo que piensa hacer. Creo que recibirás mañana el 3 y 4 de El Gallo Crisis. Léelo interesado cuando tengas gana.

¡Qué día de serenidad y sol este siguiente al de mi regreso! ¿Cuándo piensas venir por aquí? ¿Cuándo sea la hora de la flor del almendro, no?... Ya estoy elaborando mi poema sobre la ciudad que me sugeriste feliz y sencillamente. Quiero que sea lo mejor. No me desesperes tardando en mandarme eso: hazlo ya.

Aquí estoy para lo que más quieras de mi amistad idiota y arisca abrazándote.

Miguel.