Buy Software Online - Best Price

 

Premios Literarios Miguel Hernández 2024 Exposición Bibliográfica Miguel Hernández Genealogía de Ramón Sijé

Coetáneos de Miguel Hernández

Oliver Belmás, Antonio

 



El 29 de enero de 1903  nace Antonio Oliver Belmás, quinto y último hijo de Francisco de Paula Oliver  Rolandi y Encarnación Belmás Jiménez.

En junio de 1913 realiza  el examen de ingreso  en el Instituto General  y Técnico de Murcia.

En 1915 fallece su padre. A causa de la precaria situación económica  la familia abandona  la casa  donde habían  nacido y marchan a la finca familiar; después se trasladan a  "Los Molinos", cerca de una hermana de su madre.

Hacia  1916 emerge la afición lectora, cae en sus manos poemas del abuelo paterno. Con estas primeras aproximaciones  coinciden sus primeros versos.

En 1918 finaliza el Bachillerato en el Instituto General  y Técnico de Cartagena.

En la necesidad de paliar la  maltrecha economía realiza el examen previo para acceder al Cuerpo de Telégrafos, donde, en enero de 1922, obtiene plaza. Es destinado a la estación de Murcia  y reside con  su familia, al no poder dejarle solo debido al ataque de reuma del  corazón que sufre ese mismo año.

El 23 de septiembre de 1923 ve su nombre (en la "Página Literaria" de La Verdad de Murcia) al frente de un poema, a través de esto conocería escritores murcianos. Antes de acabar el año participa en el círculo de Bellas Artes en un  homenaje a Miguel  Pelayo,  el poeta oficial de Cartagena.

El 2 de febrero de 1924 el diario Independiente de Cartagena, El Porvenir acoge el poema  "Lo eterno".

En diciembre de 1924, durante una breve escala en Madrid, conoce personalmente a  Juan Ramón Jiménez. Por entonces y hasta 1936 colabora en El Sol y Luz de Madrid, Alfar de la Coruña,   en Mediodía de Sevilla; Noroeste de Zaragoza; El Clamor de la Verdad de Orihuela.

Amplía el área de colaboraciones estampando su firma en Revista  Hispánica Moderna de Nueva York, Revista de Avance y Revista Cubana, ambas  de la Habana con críticas sobre poesía española.

En febrero de 1927 coincide con Carmen Conde en un baile  donde son presentados por José Moya. En el Ateneo tendría lugar el segundo encuentro y comienzan entonces a cartearse. Contraen matrimonio el 5 de diciembre de 1931 en la Iglesia de S. Diego.
Entre 1927 y 1928  Oliver realiza estudios en la Universidad Literaria de Murcia en Filosofía y Letras, donde Jorge Guillén era profesor, por aquellas fechas, y ayudó y apoyó en sus publicaciones. Designado por los propios compañeros, Antonio Oliver ejerce como secretario en Cartagena del Sindicato Nacional de Telégrafos durante 1931 y 1932.

En marzo de 1932,  conmemorando el aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, comienza la andadura de la Universidad Popular con la conferencia "Nuevo rescate de Cervantes" pronunciada por Antonio Oliver.

En octubre 1933 nace muerta su única hija. Ese mismo año el matrimonio Oliver-Conde funda la revista Presencia,  órgano de expresión de la Universidad Popular de Cartagena.

El 18 de julio de 1936 Antonio Oliver es destinado al frente sur de Andalucía. En  Jaén presta servicios  profesionales en gabinetes telegráficos, estando al cargo de la dirección en la Emisora Radio Frente  Popular nº 2.

Al finalizar la contienda trabaja en un departamento de información bélica pero sufre represión laboral de los nacionalistas y posteriormente abandona el Cuerpo de Telégrafos. Su libertad personal es coartada por las autoridades franquistas.

En 1947 la Diputación Provincial  de Murcia, le concede por el volumen de poesías  LIBROS DE LOAS el premio "Polo de Medina".

El 12 de junio de 1947 finaliza la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Murcia. Y ejerce como profesor adjunto interino de Lengua y  Literatura Españolas en el Instituto Cervantes de Madrid.

En 1948 es nombrado corresponsal en Madrid de la Biblioteca de Autores Puertorriqueños.

En abril de 1956 se crea en Madrid el Seminario de Rubén Darío. Desde diciembre comienza Oliver a catalogar y clasificar el fondo que fue entregado por Francisca Sánchez (viuda de Rubén Darío) gracias a la gestión de Antonio Oliver.

El 13 de diciembre  de  1959 José Planes  telefonea a Oliver  Belmás  y  le  comunica   la  concesión  del  Premio " Aedos " de biografía  por  el trabajo Este otro Rubén Darío.

Desde 1961, y hasta  1965,  organiza  diversas  "semanas  darianas"  al tiempo  que  dirige  la Revista  del  Semanario-Archivo y  aprovecha  para divulgar  la  catalogación  documental.

El 10 de febrero  de 1962 durante la clausura de la semana universitaria en el XLVI aniversario de la muerte de Rubén Darío, se le impone la condecoración de la Orden de Rubén Darío, en el grado de Gran Oficial, concedida por el Gobierno de Nicaragua.

El 5 de febrero de 1963 acude a Managua y a León, al acto de investidura del título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Nicaragua.

En enero de 1966 sufre una endocarditis reumática, ello le obliga a limitar su vida pública. El 18 de septiembre es nombrado Director de la Cátedra Especial "Rubén Darío". Sufre continuos ataques reumáticos, hasta que finalmente fallece el 28 de julio de 1968, a las cinco y media de la madrugada en su casa de Madrid.

Antonio  Oliver y Miguel Hernández quedaron vinculados a una de las empresas  culturales más significativas de Murcia, la editorial Sudeste; grupo rico en ideas y en cualidades artísticas. Sudeste, conocido, sobre todo, entre otras razones, por haber editado a Miguel Hernández, a Carmen Conde y a Antonio Oliver.

La revista  Sudeste tenía la siguiente definición: "Revista literaria de periodicidad trimestral dirigida por Raimundo de los Reyes. Entre sus colaboradores se encuentran: José Ballester, Enrique Bru, Carmen Conde, Antonio Oliver Belmás, y Miguel Valdivieso. Las portadas fueron ilustradas por Luis Garay y Maruja Mallo." (Arte moderno y revistas españolas: 1898-1936, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, [1996], p. 252).

La vida de la revista fue de dos años, y durante este periodo salieron a la calle cuatro números. El primero de ellos  en julio de 1930, dedicado a Gabriel Miró, y el cuarto y último, en julio de 1931,  contaba  éste con la colaboración de dos poetas del 27, Gerardo Diego y Rafael Alberti. Tenía carácter local y literario, impulsada por un grupo joven y bienintencionado, que quería ampliar y enriquecerse hacia rumbos universales con aires de modernidad.

Antonio Oliver fue, además de director, un asiduo colaborador de la revista, y su mujer fue  insustituible con textos sobre Gabriel Miró.

Vinculado con Antonio Oliver, podemos destacar a otros autores murcianos como Miguel Valdivieso, Juan Guerrero y Gonzalo Sobejano, relacionados con la generación del 27. Podemos destacar otras colaboraciones, la de los poetas F. Martínez Corbalán de Yecla, Luis Albertos  y M. López, ambos de Almansa. Para más información sobre las revistas murcianas de esta época puede consultarse el capítulo: "Sudeste (1930-1936)" (En: Francisco Javier Díez de Revenga, Revistas Murcianas relacionadas con la Generación del 27, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1979, pp. 197-257).

Ballester, Raimundo de los Reyes y Carmen Conde fueron, pues, promotores de una actividad cultural e intelectual de amplias miras. Y Miguel Hernández, convivió con los del grupo Sudeste; fue un gran amigo de Ballester, de Carmen Conde, de Antonio Oliver o de Raimundo de los Reyes; y con ellos compartía sus problemas y sus éxitos.

Incluso Sudeste como editorial continuó su labor a lo largo de 5 años, publicó, entre otras, las obras de Antonio Oliver, Tiempo Cenital, 15 de abril de 1932 y nueve meses después la obra de Miguel Hernández Perito en lunas.

En 1932, Antonio Oliver recibe una carta titulada: "Romería lírica a Oleza con motivo de la inauguración del monumento del escritor levantino Gabriel Miró", firmada por José María Ballesteros, Ramón Sijé, Miguel Hernández y  José María Pina Brotons. Por este motivo, José Rodríguez  Cánovas y Ramón Sijé ofrecieron conferencias acerca de Gabriel Miró  en la Universidad Popular de Cartagena, antes de que se realizaran dichos actos  en Orihuela. La conferencia de Ramón Sijé fue publicada en 1990 por la editorial Batarro. Esta fue la primera ocasión en que se encontraron Miguel Hernández y el matrimonio Oliver-Conde.

El homenaje concluye con un altercado, pues Ernesto Giménez Caballero hace una apología fascista y Antonio Oliver le interrumpe calificándolo de embustero. Acaba con la detención de Oliver, que fue obligado a abandonar el lugar, conducido a una dependencia policial. Su mujer y Miguel Hernández los acompañan hasta que el incidente queda aclarado. Este acontecimiento supuso un buen punto de partida para la amistad entre ellos.

Antonio Oliver y Carmen Conde llevaron el peso de una institución noble y singular que fue la Universidad Popular de Cartagena, una empresa cultural y pedagógica con actividades muy variadas, que contaron con la colaboración de Miguel Hernández en dos ocasiones.

La primera de sus colaboraciones fue en verano de 1933, Miguel Hernández acude a Cartagena para ofrecer un recital poético, según José Rodríguez Canovas: "Recitó varias de sus composiciones aún inéditas <<Elegía media del toro>>, <<Romance de la novia lunada>>... y otras de su reciente libro <<Perito en lunas>>" (José Rodríguez Canovas, Antonio Oliver Belmás y la Universidad Popular de Cartagena, Cartagena, Imprenta Molegar, 1979, p. 58.).

La segunda el 27 de agosto de 1935, cuando, Miguel Hernández, aprovechando las vacaciones estivales en Orihuela, se desplazó a Cartagena para participar en los actos que organizó la Universidad Popular en homenaje al tricentenario de la muerte de Lope de Vega con la conferencia :"Lope de Vega y los poetas de hoy".

De regreso a la capital, el poeta pasa por momentos difíciles y se refugia en sus amigos de Cartagena, muestra de ello es la carta que le manda a Carmen Conde y su marido, fechada el 10 de octubre de 1935, donde dice: "Estoy pasando un tiempo de tristeza para mí. Me angustia seguir haciendo biografías de toreros sin importancia, y tengo ganas de que me suceda algo muy grave o muy dichoso. Madrid me cansa mucho. Cada día reconozco que no habemos más que mentirosos, envidiosos e idiotas. Acaba de aparecer en Caballo verde un poema mío que conocéis; me han prometido los Altolaguirre publicarme inmediatamente mi libro de sonetos, y estoy desalentado. No puedo mandaros la revista porque no  me han dado más que  un número..." (Miguel Hernández, Obra completa, edición crítica de Agustín Sánchez Vidal y José Carlos Rovira con la colaboración de Carmen Alemany, Madrid, Espasa Calpe, 1992,  II, pp. 2361-2362).

Carmen Conde cuenta  cómo conoció a Miguel Hernández, junto a su marido, y la relación que les unió a todos ellos, en una entrevista realizada en el Hotel Alfonso XIII, donde afirma: "En Orihuela: precisamente el día que fui con mi marido y los alumnos de la Universidad Popular de Cartagena a la inauguración de un busto de Gabriel Miró, que se celebraba en la plaza de Orihuela [...] A partir de  entonces, nuestra amistad fue creciendo. Él vino con una gran continuidad a Cartagena,  a la Universidad Popular, donde actuó varias veces leyendo poemas suyos, pronunciando una conferencia también, me parece que fue una o dos tardes [...] aquel gran poeta que era Miguel Hernández, cuando empezó a serlo realmente él, fue a partir de nuestra guerra [...] Porque él ya no hablaba con una impronta de los clásicos, él hablaba como un hombre que sentía el dolor de un pueblo engañado, traicionado, que buscaba su libertad [...] Cuando Miguel estaba enfermo, dolorido, preso, sin libertad física [...] entonces cuando Miguel fue realmente el poeta que todos esperábamos y creíamos [...] Miguel era un ser elemental, maravilloso y era un gran poeta [...] dejamos Cartagena [...] después vivimos en Los Dolores, en una casita pequeña [...] enfrente había el campo [...] y un molino de velas, el molino del tío Poli, y en ese molino del tío estamos retratados, Miguel, Antonio, y yo " (Entrevista recogida en: María Victoria Martín González, La huella de Murcia en la producción literaria de Carmen Conde Abellán, Murcia-Ayuntamiento de Cartagena, Concejalía de Cultura y Real Academia Alfonso X el Sabio, 1997, pp. 125-129).