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Coetáneos de Miguel Hernández

Vivanco, Luis Felipe

Fueron muchos los escritores olvidados en el período de la posguerra española, entre ellos Luis Felipe Vivanco (1907-1975).

Nacido en San Lorenzo de El Escorial, estudió Arquitectura y Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. De profesión arquitecto, pero apasionado por la filosofía, gracias a su profesor Xavier Zubiri, estudia la carrera de Arquitectura, terminada en Madrid en 1932.Esta doble dedicación le viene asignada de sus tíos maternos, Rafael y José Bergamín: con el primero colaboró en proyectos de arquitectura, con el segundo tiene la oportunidad de publicar sus primeros trabajos en Cruz y Raya.

Durante el convulso Madrid de 1933, conoce a otros poetas como los hermanos Juan y Leopoldo Panero y Luis Rosales; se integra en el levantamiento franquista al inicio de la guerra civil española contribuyendo en la labor propagandística del partido, al lado de personalidades como el citado anteriormente Luis Rosales y otros como Pedro Laín Entralgo, Dionisio Ridruejo y Gonzalo Torrente Ballester. Finalizada la guerra, crea junto con otros la revista Escorial, la mejor de la inmediata posguerra.

Según nos reseña Andrés Romarís  País en la revista Ínsula, la palabra de Vivanco ha sido rescatada, gracias a los profesores de la Universidad de A Coruña, Pilar Yagüe y José Ángel Fernández Roca, quienes acaban de presentar los dos primeros tomos, los correspondientes a su poesía, en una cuidadísima edición de la editorial Trotta. Dicho proyecto quedará completado con dos tomos de ensayos y artículos de crítica literaria de Vivanco; en dicha obra encontramos un completísimo prólogo de casi ochenta páginas, a cargo de José Ángel Fernández Roca, quien alude al olvido de Vivanco en toda su amplitud, es decir, ya no sólo a su obra sino a la vida del poeta, sin exceptuar la común problemática ubicación generacional; tan  sólo existen tres tesis  doctorales - inéditas- acerca del poeta, pero podemos encontrar casi cien páginas dedicadas al poeta en otra tesis presentada en Nueva York en 1985, La familia como tema inherente en algunos de los poetas de la generación de 1936, de Oneida M.ª Luisa Sánchez y dirigida por Ildefonso- Manuel Gil, tesis que, en definitiva, no nos aporta nada nuevo a lo que ya conocemos del poeta.

De modo que el mismo Vivanco asumía haber sido "un proyecto de arquitecto remendón", calificativo que encontramos en una de sus prosas en las que contradecía unos versos del poema "Proyecto de ciudad con orden" de Lorenzo Gomis, también poeta exiliado al olvido de la generación del cincuenta.

La arquitectura no le permitió vivir holgadamente, circunstancia que le robaba tiempo, para dedicarse a su gran pasión, la poesía. Así, el mismo poeta se siente frustrado, como anota en su diario varias veces: "No tengo más que el poema. La pausa posible del poema entre el trabajo profesional. ¿Después de él? Sí. Ganar dinero es lo primero. No mucho, pero sí el suficiente".

Otros datos referentes al perfil humano del poeta los proporciona Fernández Roca, desde su nacimiento en 1907 hasta su muerte el 21 de noviembre de 1975,un día después de la muerte de Franco, por lo que resulta una paradoja ya que Vivanco había sido militante falangista pero termina sus días converso en el extremo opuesto. Conforme a los estudios aportados por Fernández Roca, Vivanco se convierte en uno de los teóricos de la estética del nuevo Estado con varios artículos en las páginas de Escorial publicados entre 1940-1949, pero quienes han estudiado en profundidad su poética y poesía afirman que el contenido no coincide con la estética, sino que es mera apariencia; por tanto, la forma es puramente adaptabilidad a la situación del momento. Ello es corroborado por la profesora Sultana Wahnón, quien ha analizado en profundidad la norma estética escorialista y los textos teóricos; además de las aportaciones de María Isabel Navas Ocaña quien  subraya la dimensión antivanguardista del poeta.

El grupo de Escorial, con Ridruejo a la cabeza, no tardó mucho en ir  contracorriente, por lo que fueron perseguidos por el Régimen, y lo que es peor, borrados del panorama literario español. Siendo conocedores de su vida y de las circunstancias que lo rodearon, es de gran acierto el titular del prólogo de Fernández Roca: "La palabra vivida".

Así, en el apartado tercero del mencionado prólogo se analiza su obra, siendo muy significativas las frases encontradas en su diario como: "¡Ay, si tuviera tiempo vivido para crear, hacer poemas!". De este modo, Fernández Roca nos informa rigurosamente de este abandono o exilio, además de su evolución ideológica y de sus relaciones personales, bien familiares, bien amistades y actividades culturales, información obtenida  a partir de los diarios del poeta.

Para conocer a Vivanco es imprescindible indagar en su obra; tras haber hecho unas  primeras anotaciones sobre su dedicación a la crítica literaria oficial, debemos añadir su dedicación a la traducción en verso de Rainner María Rilke. Fue colaborador también de La Barraca y compañero de Herrera Petere. Aparece también como uno de los firmantes del Homenaje a Pablo Neruda (1935), aunque es el profesor Fernández Roca quien se centra en su obra lírica para ofrecernos una división de cinco etapas:

Aprendizaje machadiano, asimilación vanguardista, exaltación trascendente, realismo intimista trascendente y retorno al vanguardismo, tribulaciones que a continuación aclararemos.

"Perfecta progresión temática"
Las mocedades, la encontramos como primera obra de juventud, que fue parcialmente destruida y publicada; le sigue Memoria de la plata, poemario de tono surrealista propio del 27, escrito entre 1927 y 1931, pero sin ser publicado hasta 1958.

Aunque algunos de estos poemas fueron creados según Fernández Roca fuera de estas fechas, el crítico afirma que en ellos predomina "un control de la razón sobre el discurso", aunque hay diversidad temática, opinión que contradice Andrés Romaris País, quien apunta que hay una perfecta progresión temática. Esta circunstancia es un reflejo del aprendizaje vital de los años jóvenes del poeta, es decir, el  poeta evoluciona, los temas se exponen conforme a la experiencia vital del ser humano, concretamente desde la juventud. En dicha evolución se incluye la presencia de aspectos y de técnicas surrealistas, características que se mantendrán  en él y aflorarán en su obra futura.

En Memoria de la plata, se encuentran casi todas las claves poéticas que darán forma a la obra general de Vivanco hasta los últimos años de su vida quedando impreso en Prosas Propicias.

"Rehumanización Poética"

Esta atribución se halla en Cantos de Primavera (1936) y en Tiempo de dolor (1940), ambas compuestas simultáneamente entre 1934 y 1937: Coinciden con la línea de  Abril (1935) de Luis Rosales. Así, en el primer poemario,Vivanco crea un nuevo "yo poético", identificándose como creyente, enamorado y dolorido en las dos obras.

Exceptuando los cuatro sonetos iniciales de Cantos de Primavera, Vivanco recurre a largos poemas en versículos oratorios, como influencia de Paul Claudel, de gran expresividad.

"Palabra vivida"

Otra etapa más es la que establece Vivanco al publicar cuatro poemarios en 1974: Los caminos, Continuación de la vida, El descampado y Lugares vividos, algunos de ellos ya editados con anterioridad y otros parcialmente inéditos: Este conjunto de poemarios condensan su producción poética entre 1945 y 1965. En este período también se incluyen los poemas en prosa Lecciones para el hijo.

Añadiremos la conclusión aportada por Lucía Ceratti (autora de una de las tres tesis sobre el poeta), quien observa que estos poemarios difieren de su anterior obra en la forma en la que el poeta afronta el tiempo.El tiempo sería, por tanto, eliminado en una primera etapa, en tanto que el poeta lo concebía como limitación humana. Con ello aporta a sus versos la universalidad y la  infinitud que el arte debe tener.

En otra segunda etapa, Vivanco carga la palabra de tiempo porque lo considera enriquecimiento personal, razón por la que la palabra de Vivanco se define como "palabra vivida", movida por un realismo intimista trascendente al que se ha referido el mismo poeta y que se nutre además de la influencia de Machado en cuanto a poética temporal.

Citaremos también los estudios de José Olivio Jiménez, quien apunta en La presencia de Antonio Machado en la poesía española de posguerra, o a la ya citada Sultana Wahnón y Araceli Iravedra.

En 1950 aparece en Proel el artículo de Vivanco " Aproximándome a la poesía temporal y realista" ,donde incide en la idea de la poesía como conocimiento del mundo y de las cosas, por lo que debemos considerar esta tribulación, ya que a pocos años de esta fecha, comienza la conocida polémica entre los partidarios de la poesía como comunicación y los poetas del conocimiento. De modo que en el periodo de 1940-1975 existe una variedad de matices que implica el concepto de "poesía como conocimiento", por lo que debe  tenerse en cuenta a la hora de estudiar a Vivanco y a Rosales, a la hora de definir su poética o aclarar términos como "palabra fundante", "imaginación", "fantasía", "mundo" o "tierra", que Vivanco utiliza en su discurso poético.

"Los amigos y el compromiso con la sociedad"

La quinta y última etapa establecida por Fernández Roca se define como "retorno al Vanguardismo y protesta", que corresponde al poemario inacabado y póstumo titulado Prosas propicias.

Con motivo de la muerte de Rosales en 1992, Pedro Laín Entralgo lo recordaba en El País, donde apuntaba: "Como poeta y como hombre, cuatro círculos concéntricos tuvo el corazón de Luis Rosales: Dios, amigos, lectores y el de todos los hombres". Lo mismo puede decirse de Vivanco, aunque con un círculo más: su familia.

De modo que Dios está presente en toda su obra y en esta última etapa de su vida las amistades pasan a un primer plano. Esto se aclara en Prosas de amistad, además del compromiso social, se denuncia las distintas realidades sociopolíticas del momento. (Léase la inacabada sección de sátiras).

De acuerdo con Fernández Roca, en esta etapa hay una rica y compleja trama intertextual pero estas características también se hallan en Memoria de la plata (1958).

Como novedad, en esta etapa sería la presencia de relaciones intertextuales con textos anteriores del propio Vivanco, como por ejemplo, los poemas "Puertos de Ávila" y "Otra vez la Nieve".

En resumen, con las Prosas propicias, Vivanco recurre a técnicas vanguardistas cultivadas en Memoria de la plata pero como el mismo Vivanco decía en una de sus prosas de amistad, dedicada a Arturo Serrano Plaja: "Cada vez me descubro más prosaico y finito más lejos de las alas pudorosas y del mentir de las estrellas".

En conclusión, los profesores Pilar Yagüe y José Ángel Fernández Roca nos ofrecen algo más que una edición de la poesía completa de Vivanco. Dicha edición se enriquece con un apéndice bibliográfico que recoge tanto la producción de Vivanco (poemarios, poemas sueltos, escritos autobiográficos, estudios críticos, etc...) como la bibliografía sobre la obra del poeta.

En el apartado B. I ("Estudios Generales y antologías"), se registran varias de las antologías en las que aparece Vivanco. Hay, sin embargo otras muchas que no se citan como las elaboradas por Sainz de Robles (1946), González Ruano (1946), Alonso Schökel (1950), András Laszlo (Budapest, 1959), López Gorgé (1959), Matías Rafide (Santiago de Chile, 1962); Emilio del Río (1964), López Anglada (1965),etc.

También podemos encontrarlas en varias de las ediciones preparadas anualmente para la editorial Aguilar a partir de 1955 por Rafael Millán, y más tarde por Jiménez Martos.

Los criterios seguidos para esta edición de la poesía de Vivanco los aclaran Yagüe y Fernández Roca en un epígrafe previo a la Bibliografía. Siguen los textos de las ediciones supervisadas por Vivanco hacia 1970 y se reestructuran en partes, de acuerdo con el proyecto de sus obras completas.

Los poemarios se ordenan cronológicamente en cuanto a fechas de publicación, con la excepción de Memoria de la plata, el cual se antepone a las demás. En el segundo tomo se incluyen Lecciones para el hijo, Poemas en prosa (revisada de Las mocedades), y Prosas propicias. Se cierra con una sección de "Poemas sueltos", en la que se agrupan también en orden cronológico de publicación, textos escritos para libros proyectados y nunca finalizados. También se edita por estos dos profesores Tiempo de dolor, sin quince de los poemas de la primera edición, respetando el criterio del autor, quien los excluyó de sus proyectadas obras completas.

Pero, aparte del trabajo que nos ofrece Pilar Yagüe y José Ángel Fernández Roca, con la presentación de dicha edición de la editorial madrileña Trotta, por el año 1975, a los pocos meses de su muerte, su tan querido amigo Luis Rosales decía: "A los sesenta y ocho años de edad no era debidamente reconocido y conocido", cita encontrada en un homenaje en la revista Cuadernos Hispanoamericanos.

Su cuñado José María Valverde prologa una breve antología de la poesía de Vivanco.  Desde 1975 hasta la actualidad su obra ha desaparecido de los catálogos editoriales. Pero gracias al esfuerzo de su familia mantiene viva su obra con la publicación de partes de su diario escrito a lo largo de casi treinta años; en 1978 lo intenta su viuda, María Luisa Gefaell, con Los cuadernos de Segovia; Estancias y vagancias, en 1991; más tarde en 1983, su hija Soledad Vivanco selecciona parte del mismo diario para la editorial Taurus.

Aparte de la ayuda ofrecida por sus familiares, se podría encontrar hasta ahora en el mercado editorial una mínima antología de su poesía Los caminos, antología publicada por Visor.
Relación con Miguel Hernández

En su libro Introducción a la poesía española contemporánea (1957), Vivanco estudia las dimensiones popular y culta de Miguel Hernández. Vivanco comenta el auto sacramental del poeta oriolano a lo que añade que Hernández lo escribió pensando en su presentación.

Según Vivanco, El rayo que no cesa es una obra en la que los llamados "sonetos corporales" expresan realidades sensoriales (alusiones al sexo, por ejemplo, o cualquier tipo de realidad corporal), en donde el soneto serviría de contrapeso a su ímpetu arrollador.

También revisa los "Silbos", los poemas de El Silbo Vulnerado, que no se incorporan en El rayo que no cesa. Comenta de este último el amor trágico idílico, autodestructivo, debido a la plasticidad de las expresiones que denotan la autodestrucción del amor, habiendo un equilibrio inestable entre idilio y tragedia. Además, se adelanta a su tiempo afirmando que El rayo que no cesa es un poema enraizado en la España profunda, con todas sus tradiciones impuestas, hablamos del noviazgo pueblerino.

Según Vivanco, Hernández murió en el catolicismo y el surrealismo no arraigó en su poesía, calificando su poesía como impura, cercana a la poesía comprometida.

Como buen cristiano, defiende los poemas "comprometidos" del libro Viento del pueblo: "El niño yuntero" y "Las manos". Al decir comprometidos estamos aludiendo a la conciencia social del autor, la preocupación ante el indefenso.

De Cancionero y Romancero de ausencias añade que se divide en dos realidades afectivas: una compuesta por canciones lentas y otra de romances largos, de mayor amargura que la primera.

Por otra parte, Vivanco establece una relación entre verdad poética y verdad humana, planteamiento obtenido de El rayo que no cesa. Lo mismo ocurre en Viento del pueblo. El poeta nos estremece con su voz, quiere desaparecer pero no lo consigue. Cantará como padre y esposo más tarde en Cancionero y romancero de ausencias.

En el poema " Nanas" observa una retórica "religiosa".

Destaca también la técnica barroca de Hernández, la desnudez y la sencillez expresiva, según Vivanco. Cuadernos de Agora, 49-50 (noviembre- diciembre, 1960).