Buy Software Online - Best Price

 

Premios Literarios Miguel Hernández 2024 Exposición Bibliográfica Miguel Hernández Genealogía de Ramón Sijé

Coetáneos de Miguel Hernández

Ernesto Giménez Caballero

 

Fue Antonio Machado el que definiera a Ernesto Giménez Caballero como "gran estandarte, cartelista y jaleador" de todo un ejército juvenil. Pues bien, estas palabras dichas con aparente ligereza tienen una gran trascendencia vistas casi ochenta años después. Nacido el 2 de agosto de 1899, en el seno de una familia acomodada, que se había dedicado a la rama industrial, por un lado, y al comercio agrícola por el otro. Su padre, Ernesto Giménez, fundó un negocio de artes gráficas en Madrid que, años después prosperó notablemente, llegando a pasar de ser una imprenta ciertamente humilde a una fábrica de papel. Su padre, además de los estudios de bachillerato en el Instituto San Isidro, le hizo seguir estudiando cursos prácticos de artes gráficas para acercarle al terreno editorial y literario. En 1919 se licencia en Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, y continuará estudios para graduarse en Filosofía. Será gracias a la amistad que trabe con Américo Castro durante estos años la que facilite a Ernesto Giménez un puesto como profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de Estrasburgo, durante el curso 1920-1921.

Debe regresar a España para ingresar en la milicia y cumplir así con el pertinente servicio militar. Le destinan a Marruecos, pues justamente no hacía mucho que había tenido lugar el llamado 'desastre de Annual'. Su experiencia de casi dieciocho meses como miliciano quedará recogida en sus Notas marruecas de un soldado, que no solo lo impulsó al reconocimiento como escritor de nuevo cuño que era pues el libro, además, se agotó en menos de dos semanas, sino que también le valió una condena militar con arresto. Aún así, será absuelto, pudiendo reincorporarse a su actividad como docente en Estrasburgo.

Esta segunda estancia en la ciudad belga no sería tan fructífera como la primera, pues Giménez Caballero comenzó a comprobar que se iba distanciando del pensamiento europeo y renovador de la cultura que lo rodeaba. A este distanciamiento, hay que añadir el hecho de que conoce a la italiana Edith Sironi. Esta relación que acabaría en matrimonio en 1925, fue la que lo acercó progresivamente al pensamiento imperante tanto en Roma como en Italia. Pero esto sería años después, pues en esta etapa es cuando comienzan ya sus colaboraciones con distintos medios escritos de la época; así, veremos la firma de Gecé en páginas de Revista de Occidente, El Sol o Revista de las Españas, donde llegó a mantener una sección estable, la llamada 'Revista literaria'. Pero será su relación con el madrileño Guillermo de Torre la que fructificará en una de las mejores revistas de toda la vanguardia española, La Gaceta Literaria.

Dirigidos por la batuta de Ernesto Giménez Caballero, escritores de varias generaciones literarias fueron asiduos colaboradores de la publicación, algo que no era ciertamente usual en la época, pues las revistas solían decantarse por un tipo de escritores; o bien denostaban las generaciones anteriores, promulgando la modernidad, o bien se anquilosaban en los clásicos más recientes, sin dar cabida a las nuevas hornadas que ofrecía el panorama literario. Pero en La Gaceta..., y por preferencia expresa de Ernesto Giménez Caballero, no ocurría así. Así veremos compartir páginas a varias generaciones literarias españolas que, a cada cual más brillante, aseguraban que cada número de la publicación fuera un auténtico regocijo para los amantes de la gran literatura española de principios del siglo XX: Baroja, Unamuno o Valle Inclán, Gómez de la Serna y Juan Ramón Jiménez, así como lo más granado de la generación del 27, de la que La Gaceta Literaria fue, de algún modo, órgano difusor. Pero, además, acogió en su seno las dos vertientes ideológicas que más tarde darían lugar, de algún modo, a los dos bandos que pelearon en la guerra civil y que, en La Gaceta Literaria tuvieron una tribuna en el que poder exponer sus opiniones libremente.

El programa inicial de la revista, esbozado en 1927, se abría camino para ser una publicación de difusión nacional, pero también internacional; Europa e Hispanoamérica también estaban en el punto de mira de La Gaceta... Abierta, lingüísticamente, a todas las provincias españolas. Así pues, una revista de información, pero también de crítica, orientada hacia el vasto mundo de las artes, y que pretendía dar cabida, como ya hemos comentado, a generaciones actuales, pero también a las anteriores. Nos encontramos en sus páginas reseñas literarias, más o menos extensas, sobre distintos libros de actualidad o sobre otros recomendados; artículos de opinión, de índole diversa, entre otros muchos. Un contenido no sólo literario, en el que las noticias informativas y de crítica literaria se combinaban, pues no se centraba únicamente en reseñas bibliográficas, sino también en noticias sobre arte, teatro, cine, la vida universitaria o sus famosos "escaparates de libros". Sus actividades, promovidas todas desde el seno de la publicación, ofrecían una variopinta gama de alternativas a la lectura de la misma. En la editorial dependiente de la propia revista, aparecieron distintos libros publicados que también merecen una mención aparte. Como, por ejemplo, el volumen colectivo de homenaje a Cataluña, así como libros de Ramón Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés o el propio Ernesto Giménez Caballero. Además, a partir de 1929 se inauguró "La Galería", una sala de exposiciones que, con su ubicación en la calle Miguel Moya, se exponían muebles metálicos pero también diversas obras de artistas de vanguardia. También se promovieron concursos literarios, banquetes homenajes o un cine club.

En 1928 fundó el primer Cine Club de España, donde se estrenaría, entre otras, la surrealista cinta de Buñuel y Dalí Un chien andalou. Pero Giménez Caballero también haría sus incursiones en el mundo de la dirección. Así, suya es la filmación de la película Esencia de verbena, con Ramón Gómez de la Serna como actor, o del Noticiario del almuerzo que tuvo lugar para reunir a los máximos representantes de las tres generaciones literarias españolas de aquella época, la del 988, la del 14 y la del 27. además, no solo se dedicó los artículos en distintas revistas literarias, incluyendo la suya propia, sino que se lanzó en pos de crear sus propias historias, como vemos en Yo, inspector de alcantarillas, de 1928.

A pesar de que La Gaceta naciese con una preocupación únicamente literaria, la progresiva politización de sus ideas fue un factor que impregnó cada vez más sus páginas. Focalizada en su director, Giménez Caballero, la pretendida condición de ser una revista apolítica no fue tal, pues sufrió un reseñable giro hacia la derecha más fascista que la acercó a su fin.
Así, a finales de 1929 hubo un cambio en la dirección de la revista, que pasó a depender del grupo CIAP. De este modo, en 1931, al proclamarse la II República Ernesto Giménez Caballero tomó parte, definitivamente, a favor de las posicione políticas cercanas al fascismo. Su defensa de esta postura política, siendo uno de los miembros fundadores de La conquista del Estado, fue el factor determinante para que sus colaboradores fueran abandonando, progresivamente, la publicación en los meses posteriores. Así, los últimos seis números de La Gaceta fueron escritos íntegramente por Gecé, llevando por subtítulo El Robinsón Literario de España. Aislado, cual Robinsón Crusoe en su isla, los suplementos que escribía contenían fundamentalmente comentarios acerca de la actividad política y literaria del momento, todos aderezados con el peculiar punto de vista y la aguda y fina escritura de su director.

Su producción literaria está ya totalmente orientada a esos postulados políticos de los que no renegaba en absoluto, y que no se cansaba de ensalzar en obras como Genio de España (exaltaciones de una revolución nacional. Y del mundo), de 1932, o La Nueva Catolicidad (Teoría general sobre el fascismo en España). En octubre de 1933 será uno de los fundadores de 'Falange Española', convirtiéndose, a su vez, en asiduo colaborador de la revista F.E. Pero, al margen de cual fuera su condición política, su envergadura como hombre de letras estaba fuera de toda duda, como lo demuestra el hecho de obtener, en 1935, la cátedra como profesor en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid, siendo votado tras su ponencia por el mismísimo Miguel de Unamuno, y a pesar de las presiones que, desde las más altas esferas, intentaban que alguien de la catadura política de Giménez Caballero no accediera a aquel puesto en la enseñanza.

Al estallar la guerra, Franco, mediante el general Millán Astray, encomienda a Giménez Caballero la organización de todo el entramado de propaganda del Movimiento. Además, colaborará activamente en La unificación, en la que llega a redactar el decreto por el que el general Franco se convertía en jefe único del partido. Después, una vez terminada la contienda bélica, volverá desempeñar su cátedra en Madrid, actividad que simultaneará con los cargos de Consejero Nacional del Movimiento, procurador en Cortes o Consejero de Educación. Aún así, su influencia política ya se encontraba en claro retroceso. En 1957 será nombrado Agregado Cultural en Paraguay y Brasil, y a partir de 1958 ejercerá como Embajador de España en Paraguay hasta que se jubile, en 1969.

Obtendrá dos veces el Premio Nacional de Literatura, y, además, en 1985, gracias su libro Retratos Españoles (bastante parecidos) fue galardonado con el premio 'Espejo de España'. Fallecerá, años después, en Madrid, en el año 1988.

El mérito que haya podido tener Ernesto Giménez Caballero en las letras españolas hay que buscarlo en el hecho de haber sido el fundador de una de las revistas más significativas en influyentes de las vanguardias hispánicas. Pues a través de La Gaceta Literaria, Gecé agitó el panorama literario y cultural español, dotándolo de una nueva vitalidad, promoviendo nuevas tendencias, dando conferencias o rindiendo tributos a aquellos escritores que lo merecían. Así pues, fue más estandarte que jaleador.

***

Fue precisamente a Ernesto Giménez Caballero a quien recurriría Miguel Hernández cuando buscó trabajo en aquel su primer viaje a Madrid. Recomendado por Concha de Albornoz, en 1931 Miguel visitó la redacción de la Gaceta, en una entrevista que el propio Gecé recordaba así:

"Yo inicié unas "Memorias" de "La Gaceta Literaria". En ellas pensaba incluir lo que no se sabe de Miguel Hernández, pastor de Orihuela que me envió Conchita de Albornoz en 1931, y que me traía un enorme limón como un puñado de oro. Yo revelé a aquel poeta en mi "Robinsón Literario", y luego conmigo y Ramón Sijé y alguien más iniciamos un saludo de mano abierta ante el busto inaugural de Gabriel Miró con jerseys azules. Entonces hacía poesía católica y gongorina. Y le gustaban los "pasteles de gloria" de su pueblo tanto como a mí".

Hace referencia a esa visita de Miguel, buscando todavía promoción para su Perito en lunas, y antes de que ambos radicalizaran más si cabe sus posturas políticas, viéndose enfrentados en la guerra civil. Ante la poca atención y ayuda que Gecé le prestara, Miguel le escribió una carta en la que, dirigiéndose a él como "admirable, admirado Robinsón", le informaba de que, viéndose su dinero agotado, no le quedaría más remedio que emprender pronto su regreso a Orihuela, como así sucedería finalmente. A pesar de que no quedara muy satisfecho con la crítica que de su obra hizo Gecé, este fue el encuentro que tuvo Miguel con la revista de vanguardia más importante de las que surgieron en aquella España de los años veinte, y también con su director, el siempre extravagante pero lleno de talento Ernesto Giménez Caballero.

***

Dentro de la prolija y variada producción literaria de Ernesto Giménez Caballero podemos detectar una evidente evolución, motivada por sus sucesivos acercamientos a las políticas más radicales de la derecha europea, en general, e italiana, en particular. Así, si a través de las primeras obras de Gecé podemos observar un  retrato de las tradiciones y usos más típicos de los españoles, así como un espejo de los movimientos vanguardistas, incluido el cine, y culturales que proliferaban en aquella España dominada por La Gaceta Literaria y la Revista de Occidente, a partir de 1931 la temática comienza a cobrar un cariz mucho más politizado. Ya al final de su vida, y a raíz de su estancia en Paraguay describirá las costumbres y rasgos más destacados de distintos países sudamericanos.

-Notas marruecas de un soldado (1923)
-Carteles (1927)
-Los toros, las castañuelas y la Virgen (1927)
-Yo, inspector de alcantarillas (epiplasmas) (1928)
-Hércules jugando a los dados (1928)
-Julepe de menta (1929)
-Noticiario de cineclub (1930). Dirección y guión de Gecé. Rodada en 35 mm.
-Esencia de verbena (1930). Dirección suya, rodada también en 35 mm.
-Genio de España. Exaltaciones a una resurrección nacional y del mundo (1932)
-La nueva catolicidad. Teoría general sobre el fascismo en Europa: en España (1933)
-El belén de Salzillo en Murcia (orígenes de los nacimientos en España) (1934)
-Arte y estado (1935)
-Exaltación del matrimonio. Diálogos de amor entre Laura y Don Juan (1936)
-La Falange, hecha hombre, conquista el Estado (1937)
-España y Franco (1938)
-Camisa azul y boina colorada (1939)
-Roma madre (1939)
-Lengua y Literatura de España y su Imperio (1950)
-España nuestra. El libro de las juventudes españolas (1943)
-El cine y la cultura humana (1944)
-La Europa de Estrasburgo(visión española del problema europeo) (1950)
-Revelación del Paraguay (1958)
-Genio Hispánico y mestizaje (1965)
-Junto a la tumba de Larra (1971)
-Memoria de un dictador (1981)
-Retratos españoles (bastante parecidos) (1985)