Coetáneos de Miguel Hernández
Ramón Pérez Álvarez
Ramón Pérez Álvarez, nace en Orihuela en 1918. Estudia en el Colegio Santo Domingo el Bachiller Elemental en la Brigada de Externos, abandona los estudios a los doce años.
La proclamación de la República fue un acontecimiento de gran importancia en su vida. Junto a Gerardo Paños y Perea funda las Juventudes de Izquierda Republicana, posteriormente, la CNT con Antonio Pujazón.
En la Guerra Civil se dedica a labores de suministro, y acabada ésta es apresado y condenado dos veces a muerte, penas que le fueron conmutadas a los tres meses de estancia en prisión, de la que sale pasados siete años. Ya en libertad traslada su residencia a Murcia, donde abre una librería llamada Biblión en homenaje a Gabriel Sijé.
Antes de su muerte, en noviembre de 1998, entregó todos sus materiales a la Biblioteca Pública del Estado en Orihuela. Su legado consta de 47 cajas de documentos variados que conforman el germen de la Sección Hernandiana de esta biblioteca.
Se puede hacer una consulta exhaustiva de su bibliografía en el libro:
-Pérez Álvarez, Ramón, Hacia Miguel Hernández, Edición y Prólogo de Aitor L. Larrabide y José Luis Zerón Huguet; Epílogo de César Moreno.- Orihuela: Fundación Cultural Miguel Hernández; pp. 14-19.- 2003.
Ramón Pérez Álvarez definió a Miguel Hernández como un hombre que desbordaba generosidad, todo un autodidacta en el que la poesía brota del talento natural junto al dominio absoluto del idioma.
El inicio de la amistad entre ambos surge en las conversaciones en la Tahona acerca de la revista Silbo, cuyo aglutinante principal es Miguel Hernández. Su impresión se realizó en los talleres del Oratorio Festivo.
De Silbo aparecieron dos números, y un tercero que no pudo publicarse por el inicio de la Guerra Civil.
En el primero colaboraron: Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández, Enrique Azcoaga, Alfredo Serna, Vicente Aleixandre, Antonio Oliver Belmás y Carlos Fenoll.
En el segundo: Pablo Neruda, Jesús Poveda, Luis Enrique Delano, Ramón Pérez, Lucio Ballesteros, Carmen Conde y Justino Marín.
Aunque el núcleo original estaba compuesto por Miguel Hernández, Carlos Fenoll, Alfredo Serna, Jesús Poveda y Ramón Pérez Álvarez.
El tercer número se demoró en el tiempo a petición de Miguel Hernández. Iba a ser un homenaje a Vicente Aleixandre, con poemas de Neruda, Antonio Aparicio, Muñoz Rojas, Serrano Plaja, Giner de los Ríos, Pérez Clotet y Dictinio del Castillo Elejabeytia.
Fue el inicio de la Guerra Civil lo que impidió que saliera el tercer número.
Ramón Pérez dice que no había ningún director en la redacción de la revista, y las decisiones se tomaban por consenso, aunque a Ramón Pérez se encargó de las labores de secretario, manteniendo correspondencia con poetas como Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre o Jorge Guillén.
Entre los años cuarenta y setenta, la figura de Miguel Hernández es silenciada por los franquistas, y en ámbito opuesto, la izquierda lo ensalza como mártir, es aquí donde Ramón Pérez Álvarez es primordial, pues en sus escritos el objetivo será reflejar a Miguel como ser humano.
Para esta labor, Ramón Pérez Álvarez recopiló durante veinte años, multitud de materiales, mantuvo correspondencia con diferentes personas con la finalidad de escribir una biografía de Miguel Hernández. No realizó su proyecto, aunque los artículos de Ramón pueden entenderse como un esbozo de lo que podría haber sido dicha biografía.
Con estos artículos, trató de esclarecer algunas leyendas que circulaban sobre Miguel, como aquella excursión a la Cruz de la Muela que terminó con una visita al cementerio de Orihuela, donde afirma Ramón, presente ese día, que no hubo ninguna escena dramática, ni el poeta intentó desenterrar a Ramón Sijé.
Otro punto clarificado por Ramón es la pertenencia de Miguel al Partido Comunista, pues encontró su carné entre una serie de documentos que el padre del poeta le entregó, y que posteriormente fue remitido a Josefina, aunque tanto ésta como algunos biógrafos del poeta niegan su existencia.
Con Josefina también tuvo una serie de problemas puesto que dio a conocer dos relaciones del poeta, con María Cegarra y Maruja Mallo,Imagen de un dibujo de Maruja Mallo quien posiblemente inspiró la mayoría de los poemas de El rayo que no cesa y su dedicatoria.
Gracias a la intervención de Pérez Álvarez, estas cuestiones han quedado prácticamente zanjadas para la crítica posterior.
Cuenta Ramón que la final de la Guerra Civil, Miguel decide no refugiarse en al Embajada de Chile, pese a las ofertas de ayuda que recibe, entre otros de Carlos Morla Lynch, Encargado de Negocios de la Embajada de Chile en España.
Cuando Miguel Hernández regresa de la capital, de camino hacia Cox, pasa por Orihuela a visitar a parientes y amigos, entre ellos a Ramón Pérez Álvarez. Días más tarde viajan a Alicante para intentar conseguir un pasaporte al poeta, haciendo uso de las influencias de Ramón.
El 28 de marzo de 1942 falleció Miguel Hernández de Fimia Pulmonar como dice el parte médico, y fue Ramón, recluso también del Reformatorio de Adultos de Alicante quien se hizo cargo del cadáver. Se lo entregó de sus propios hombros a su familia.
Gracias a la iniciativa de Ramón, el escultor José María Torregrosa, hizo los dos dibujos conservados del cadáver del poeta.
Rescató también de entre las dos bolsas de pertenencias del difunto, una serie de documentos y poemas que fueron entregadas a Antonio Yllán Bascuñana, quien después los entregó a Elvira, hermana de Miguel Hernández.
En definitiva, la importancia de Ramón Pérez es primordial para posteriores estudiosos hernandianos, tanto por el caudal documental que les proporcionó, como por las certeras pistas aportadas. Gracias a la ayuda de Ramón, pudo Guerrero Zamora encontrar el expediente carcelario de Miguel Hernández, como reconoce en el agradecimiento contenido en la publicación de dicho expediente.
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