Coetáneos de Miguel Hernández

Antonio Sánchez Barbudo

Biografía

Antonio Sánchez Barbudo nació en Madrid en el año 1910. Estudió en la Escuela Industrial de dicha ciudad y, siendo todavía muy joven, colaboró en “El Sol” y fue fundador de “La Hoja Literaria”. Asimismo participó de forma habitual en revistas como “Almanaque literario”, “La Gaceta Literaria”, “Isla”, “Literatura”, “Noreste”, “Nueva Cultura” o “P.A.N.”

Fue narrador, profesor y dirigió una de las revistas más significativas del periodo bélico en nuestro país: “Hora de España”, en la que colaboró regularmente Antonio Machado y donde publicó sus últimos poemas y pensamientos.

Desde 1931 a 1936 fue miembro de las Misiones Pedagógicas. Esta institución, creada por la República, tenía el objetivo de elevar el nivel cultural de la población española. Con este fin se decidió crear en los pueblos bibliotecas escolares, se proyectaban películas, representaciones de teatro y llevaban además un museo circulante integrado por catorce copias de cuadros existentes en el Prado. Al frente del museo estuvieron Rafael Dieste, Luis Cernuda, Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya. (Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya estuvieron en Hijar en el verano de 1934).

En 1935 escribió, en colaboración con el pintor y escritor murciano Ramón Gaya, “Paloma o Soledad” publicada en la revista “Literatura”. Además, prologó el catálogo de una exposición de acuarelas del pintor murciano que tuvo lugar en Alicante, y participó también en la fundación de “Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura”.

En enero de 1937 “Hora de España” inicia su publicación. Fueron los “padres” de esta revista un grupo de jóvenes e inquietos artistas, poetas y escritores, entre ellos Antonio Sánchez Barbudo (como secretario de la publicación), Manuel Altolaguirre (se encargó de la tipografía de la revista), Rafael Dieste, Juan Gil- Albert, y el poeta-pintor Ramón Gaya (se hizo cargo de la edición artística de la revista); todo ello con la ayuda de Carlos Esplá (por entonces Ministro de Propaganda). A mediados de 1937 se sumaron a los fundadores María Zambrano y Arturo Serrano Plaja. Antonio Sánchez Barbudo deja de ser el secretario de la revista, aunque siguió figurando como tal hasta enero de 1938, fecha en la que se trasladó la edición de la revista de Valencia a Barcelona y le sucedieron en el cargo María Zambrano y Juan Gil-Albert sucesivamente.

 En 1938 se le concedió a Sánchez Barbudo el Premio Nacional de Literatura por el volumen de relatos “Entre dos fuegos”, compartió este premio con “Acero de Madrid”, de José Herrera Petere.

Durante la Guerra Civil luchó activamente en el frente y tras la contienda se exilió primero a Francia junto a su esposa Ángela Selke, más tarde a México y por último a Estados Unidos. Una de sus obras más significativas del exilio es “Sueños de grandeza” (Buenos Aires, 1946), cuyas primeras entregas se habían publicado durante la Guerra Civil en la revista “Hora de España”. Hay que acentuar que además publicó importantes ensayos, entre los más destacados algunos sobre Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez.

De izquierda a derecha: Manuel Altolaguirre, Antonio Sánchez Barbudo,
Juan Gil- Albert y Ramón Gaya con una amiga (Alicante, 1937).

México, enero de 1940. En la aparición de la revista “Romance” con Martín Luis Guzmán, Antonio Sánchez Barbudo, Juan Rejano, José Mancisidor y Miguel Prieto entre otros.

A lo largo de su brillante carrera Antonio Sánchez Barbudo inspiró a generaciones de estudiantes que ocupan hoy día puestos importantes en diversas universidades de Estados Unidos, España y Latinoamérica. Fue becado dos veces por la Fundación Guggenheim y desempeñó en Wisconsin la cátedra especial de “Vilas Research Profess”. Fue profesor visitante en las universidades de Yale, Berkeley, Florida, y en 1981 fue invitado por la Fundación Juan March para un ciclo de conferencias sobre Juan Ramón Jiménez.

Como ensayista publicó en 1945 “Una pregunta sobre España” y en 1980 “Ensayos y recuerdos”.

Como crítico ha publicado “Estudios sobre Unamuno y Machado” (Madrid, 1959); “Los poemas de Antonio Machado” (Barcelona, 1967); “El pensamiento de Antonio Machado” (1974); “La segunda época de Juan Ramón Jiménez” (Madrid, 1962-1963); “La obra poética de Juan Ramón Jiménez” (Madrid, 1981); ediciones comentadas del poeta de Moguer, “Dios deseado y deseante” (Madrid, 1964); “Del sentimiento trágico de la vida. La agonía del cristianismo” (Madrid, 1983); “Miguel de Unamuno” (Madrid, Taurus, 1974).

En 1985 participó en el “Homenaje” realizado a Arturo Serrano Plaja.

Murió en Palm Beach Garden, Florida, el 19 de agosto de 1995.

Relación con Miguel Hernández

En cuanto a la relación entre Miguel Hernández y Antonio Sánchez Barbudo, podemos encontrar dos participaciones en la revista “Hora de España”.

La primera aparición del poeta oriolano la vemos en el nº VIII (agosto del 37), dedicado a la “Ponencia colectiva”, que fue el resultado visible del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura, celebrado en el mes de julio en Madrid y Valencia. El Congreso estuvo más centrado en la fuerza vital de las circunstancias que en lo literario, y en ese número ya legendario fue publicada dicha “Ponencia colectiva” (pp.81-95), leída por Arturo Serrano Plaja y suscrita por Antonio Sánchez Barbudo, Ángel Gaos, Antonio Aparicio, Arturo Souto, Emilio Prados, Eduardo Vicente, Juan Gil-Albert, José Herrera Petere, Lorenzo Varela, Miguel Prieto, Ramón Gaya y Miguel Hernández, entre otros. Todos ellos pertenecían al mundo de las letras, bellas artes o a ambas a la vez, miembros algunos de la llamada tradicionalmente “generación del 27” y otros a la del 36, comprometidos con la causa popular.

La segunda participación la encontramos en el nº X (septiembre del 37), con tres poemas: “Visión sencilla”, “Juramento de la alegría” y “El sudor”.

Cuando Valencia se convirtió en capital de la República, la casa de Juan Gil-Albert se transformó en centro de reunión de los intelectuales republicanos, y es allí donde se gestó la revista “Hora de España”. Miguel Hernández coincidió por tierras castellanoleonesas con buena parte de los futuros integrantes del equipo de la  citada revista, y  seguramente fue durante este tiempo cuando conoció a Antonio Sánchez Barbudo.