Coetáneos de Miguel Hernández

Juan Sansano Benisa

 



Si tuviésemos que definirle con una frase, podríamos decir de él que fue un luchador por la verdad y la belleza, aunque posiblemente el calificativo más hermoso y gráfico, pero también literario, fue el que le adjudica Miguel Hernández en "El poeta Sansano", en Canciones de amor (1931), del propio J. Sansano: "batalló con dragones y gigantes".

Juan Sansano, nació como él mismo recuerda, un 30 de septiembre de 1887 en el antiguo número 12 de la Calle Cuatro Esquinas de Orihuela. Sus padres, modestísimos artesanos, son honrados a carta cabal como él destaca. De su padre, recuerda que fue un gran lector, al cual Adolfo Clavarana utilizaba en el Centro Católico para conocer el efecto de los trabajos que emprendía con carácter apologético. Su andadura poética comienza como si de un nuevo Samaniego se tratase, componiendo sus versos desde muy joven para asombro de sus condiscípulos y maestros del Colegio de la Merced, donde cursaría los estudios primarios. De esta época guarda un muy buen recuerdo de sus cuatro primeros maestros. A los 9 años debe abandonar en el primer curso el Bachillerato debido a las estrecheces económicas por las que pasaba su familia. Encuentra trabajo entonces como meritorio  en los talleres de La Lectura Popular, propiedad del ya citado Adolfo Clavarana, un trabajo que no empezaría a ver remunerado hasta dos años después. Con diez años, y a fuerza de realizar el pesado y rutinario trabajo de imprenta, conocerá bien pronto las rotativas periodísticas, rotativas que se verían modernizadas con la introducción de la tipografía. Trasladado a Alicante por las penurias económicas, trabajará en La Comarca y en El Adalid, gracias a la ayuda del médico oriolano Amancio Meseguer. Pronto volverá a Orihuela, haciéndose cargo como responsable, a petición de los familiares de Adolfo Clavarana, de La Lectura Popular durante un corto espacio de tiempo. Colabora también durante este lapso con el periódico La Huerta, de Escudero Bernicola.

En 1907 funda el Centro Tradicionalista, siendo el redactor de su reglamento fundacional. Ocupará el cargo de secretario, al igual que en Juventud Mariana y en la Perseverancia Cristiana, estrechamente vinculadas a los PP. Capuchinos, en cuyo convento estrenó la obra en tres actos y en verso Lirio entre espinas, que fue muy elogiada por aquel entonces.

Aunque sus primeras publicaciones son anteriores, de  1900, en el Diario de Murcia más concretamente, pronto sintió la necesidad de publicar sus propios periódicos. De 1902 es el periódico España, realizado a pluma, y que circulaba de mano en mano, sacando a la calle unos meses después El relámpago, un diario en el que contará con la ayuda, entre otros, de los oriolanos Ángel García Rogel o Antonio Balaguer Ruiz y finalmente, La Bella Nereida.  No hemos mencionado que Sansano, durante todos estos años combinará la tipografía con el cultivo de las letras, tratando de cubrir los vacíos que en su formación intelectual dejó el temprano abandono de los estudios.

La fama lírica de Sansano pronto se extiende por municipios de la provincia, como el de Monóvar, al cual es invitado en 1905 para pronunciar una conferencia, que aunque no le terminó de gustar, sí le permitió entablar amistad con la intelectualidad de la zona.

Será ya en 1908 cuando se publique en Orihuela Flores Silvestres, su primer libro de poesía, trabajo que cuenta con el prólogo del también oriolano Justo García Soriano.

En 1910 compra una pequeña imprenta, de la cual surgen La Semana, Primavera, El Clarín y El Regional, siendo este último diario. Gracias a ellos, sus apariciones en la prensa serán más frecuentes, pero también de un tono más polémico. Esto le lleva a tener que trasladar su residencia a Madrid en 1914, un año después de casarse, cansado según él de la indiferencia, por lo cual desmonta el taller.

En Madrid conoce al poeta malagueño Salvador Rueda, que le prologa Canciones de la caminata en 1914, siendo tratado por la prensa de aquel entonces con mucha cordialidad, y como muestra, lo aparecido sobre él en El Liberal. Tiene tiempo también para publicar una novela por fascículos con el seudónimo de León Montenegro, sobre la cual se queja amargamente de que al único que le permitió enriquecerse fue al editor.

En 1916 abandona Madrid y se traslada a Monóvar, fundando nuevamente una imprenta que editará los semanarios El Sembrador y Los Pueblos. Habrá que esperar, sin embargo, a 1918, más concretamente al 12 de noviembre, fecha de la firma del armisticio que pone fin a la Primera Guerra Mundial, para que Sansano sea "descubierto" por el público en general. En esta fecha, en la que se rendía homenaje a la memoria de Canalejas, -asesinado seis años antes- al pie de su estatua, Sansano improvisó el poema "A Alicante" con gran éxito de público. No era el mejor poema de los realizados por él, pero Alonso de Rojas, director de El Día, le incorpora a su plantilla. Entre los artículos destacables de esta época está el aparecido el 20 de noviembre de 1918 con el título de "El poeta suicida". Poco a poco irá subiendo en el organigrama de dicho diario, y así, el 1 de enero de 1924 se le nombra redactor del mismo, pasando a ser de su propiedad el diario y los talleres donde se imprimía en 1926.

El carácter de Sansano fue siempre temerario y decidido, emprendiendo peligrosas por no decir polémicas campañas en la prensa de la época de índole moral y material. Ese carácter le movió en las elecciones de 1931 a presentarse por el distrito de Santa María, -aunque sin ser elegido- en una lista en la que también figuraban el alcalde, Sr. Pobil; el Catedrático Sr. Mingot y el industrial y representante del Círculo Católico Luis Ferrer.

Ese mismo espíritu, una vez instaurada la II República, le llevó a arremeter a diario en sus artículos contra la misma, razón por la cual las turbas arremetieron contra su casa y los talleres de El Día, destrozando puertas y ventanas primero y finalmente instalaciones y maquinaria. Fue tal el ímpetu de las turbas, que él mismo cuenta que en alguna ocasión tuvo que defenderse haciendo uso de un arma de fuego y en otra fue detenido por la fuerza pública al hacer uso de un arma blanca para ahuyentar a unos asaltantes.

El ataque definitivo contra sus propiedades tuvo lugar el 20 de febrero de 1936, cuando una avalancha de gente irrumpió en su casa y en los talleres, quemando sus archivos, bibliotecas, máquinas, taller..., todo.

Durante la Guerra Civil sufrió bastante. Las palizas, y los ataques a su persona por su carácter polémico y su fe católica fueron constantes. Fue indultado por el Gobierno de la República tras la publicación del artículo "El que gritó anoche fui yo", donde explicaba porqué gritó "mueran los incendiarios" delante del Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora durante su viaje a Alicante. Además, sus hijos fueron encarcelados. El mayor, estuvo en la Cárcel Modelo y en la de San Miguel de los Reyes, estando incluso en diversos momentos de la guerra adscrito a una de las cuerdas de presos que se dedicaban a limpiar las calles de diversos municipios de Valencia. Otro hijo fue llevado a Málaga y encarcelado allí hasta el final de la guerra.

Finalizada la guerra es nombrado primero Delegado de Prensa de Falange y más tarde dirige Arriba, integrándose luego como redactor en la Hoja Oficial del Lunes, de Alicante, intentando infructuosamente sacar a la calle otro diario. Lo que sí consigue es ver publicados sus trabajos por todo el país por la Prensa Nacional del Movimiento, habiendo sido felicitado por algunos de sus trabajos. Su último libro aparece en 1946, Poesías. Dos años más tarde, en 1948, enfermará, quedando postrado en cama (algo que sobrellevó con gran entereza) hasta su muerte, acaecida en 1955.

Él mismo en una carta, enumera sus numerosos premios y distinciones e intervenciones en certámenes literarios: 13 flores naturales, entre las que destacan la 1ª flor natural de Valencia (1921) y la 2ª de Paterna (1921). Hay dos rosas de oro, una "englantine d'or" (Gerona 1950) y varios primeros premios de "Lo Rat Penat", y uno más de los máximos galardones de la Fiesta de la Patria de Barcelona, donde fue huésped de honor de la Asociación de la Prensa. Era además poseedor de un centenar de premios obtenidos en Castellón, Murcia, Cartagena, Palma de Mallorca, Madrid, Liria, Valencia, Segorbe, etc.

Organizará los juegos florales de Alicante (1926), siendo el mantenedor de los celebrados allí en el Castillo de San Fernando en 1941.
Fue colaborador además de publicaciones periódicas de América y España, publicando en Blanco y Negro, La Verdad de Murcia, Información de Alicante, La Unión Ilustrada de Málaga, Estudio de Elche, Dígame de Madrid, Jornada de Valencia...

Amante de la vida y de la muerte, se derramó siempre entre las columnas del periódico y las estrofas de sus versos, que muestran un tono agónico la mayoría de las veces. Pedro Luis de Gálvez dijo de él, aludiendo a Canciones de amor, que "tienes el alma de niño; la garra de Dantón". Su verso presenta un carácter humano y terrenal, brota espontáneamente. Las fuentes de las que bebe para la construcción de sus versos son el neorromanticismo finisecular y el regionalismo afectivo y realista, aunque podríamos reducirlo todo y decir que es un novecentista convencido, que sigue los modelos de Salvador Rueda, Pedro Jara Carrillo o Vicente Medina.

Naturalista anímico, perpetúa su amor a la Patria, pero sobre todo a la tierra en la que nació, especialmente la huerta, aunque la ciudad también será objeto de sus poemas, poemas que muchas veces podríamos asemejarlos a oraciones y a requiebros musicales y que van a tener como objeto también otras veces a distintos puntos de la geografía alicantina. Así, de Orihuela, dirá "¡sueño de oro!, de Torrevieja, "corona de tu mar latino", o de Elda, "gentil, romántica y florida, o de Alicante, "copa de oro que eleva Dios en su altar".

En su obra, se puede rastrear una evolución también, primero es neorromántico y becqueriano, como atestiguan Flores silvestres (1908) o Canciones de la caminata (1914). Poco después, su verso se va a ir haciendo modernista, por influencia del malagueño Salvador Rueda, que le denomina "rey de los humanos ruiseñores". Tampoco se nos debe escapar que hay pequeños rasgos rastreables de Nietzsche, de la ternura de Vicente Medina y del magisterio lírico de Gabriel y Galán que completan su estilo, desvelado en Canciones de amor (1931), aunque en constante evolución. Casi al final de su vida, por todo lo reseñado anteriormente, se hace patente en su alma el dolor, que le va asediando. La soledad, el pesimismo, la guerra y sus consecuencias, le harán desengañarse poco a poco del hombre, al que ve como enemigo claro de sus semejantes.

Decíamos que su poesía se asemejaba a oraciones, pero es que él intenta tener cerca a Dios, que es como una "onda de luz que lo domina todo", y todo ello sin prescindir de una serie de pensamientos y reflexiones sobre la muerte, que él denomina "factor caracteriológico olecense".

Vicente Ramos destaca de este "precursor de la escuela oriolana" su perfil de hombre hecho a sí mismo, que surge de la nada, luchando y sufriendo toda su vida. Un luchador por la libertad que sufrirá la incomprensión y el olvido de sus conciudadanos y poderosos enemigos, pero que brilla con luz propia en unos momentos en los que la lírica está rodeada de un ambiente de vulgaridad y de imprecisión.


Bibliografía

-Flores silvestres (prólogo de Justo García Soriano), Orihuela, 1908.
-Las canciones de la caminata (prólogo de Salvador Rueda), Madrid, 1914.
-De mis andanzas por la vida (prólogo de Rafael Blasco García), Monóvar, 1916.
-Canciones de amor, Alicante, 1931.
-Hacia el mar, Alicante, 1943.
-La Torre de Santa Justa, Alicante, 1945.
-Orihuela, Historia, geografía, arte y folklore de su partido judicial (propósito y noticia por F. Martínez Marín), Orihuela, 1954.

En cuanto a artículos, podemos reseñar entre otros, ya que publicaba prácticamente a diario:
-"Salvador Rueda", El Día, 15 enero 1919.
-"Cuatro sonetos" (premiados en Murcia, 1920), El Día, 15 abril 1920.
-"La Faz Divina", El Día, 19 abril 1924.
-"La Dama de Elche", El Día, 29 abril 1924.
-"La imagen de España", El Día, 3 octubre 1924.
-"La bandera", El Día, 15 febrero 1925.
-"A mis paisanos", El Día, 2 julio 1925.
-"A la Santa Faz", El Día, 15, abril 1926.
-"La ciudad de las palmas", El Día, 11, septiembre 1926.
-"El castillo de Elda", El Día, 14 enero 1927.
-"Elogio de Monóvar", El Día, 29 enero 1927.


Relación con Miguel Hernández

Juan Sansano fue uno de los primeros en "pregonar" la valía de Miguel Hernández de manera profética. Su periódico, El Día, es de los primeros en recoger los versos de Miguel Hernández pudiendo, casi presumir de ser el descubridor del genial oriolano. Sansano, le recibirá en Alicante varias veces y en ese afán por darles a conocer tanto a él como a su poesía, aprovechará cualquier acto, como el del homenaje a Salvador Sellés y le dedicará palabras encomiásticvas.

Uno de los más conocidos es uno aparecido en El Día el 14 de julio de 1930, recogido también por Vicente Ramos o Manuel Molina: "Todas las mañanas cruza las calles de Orihuela un humilde cabrero con su zurrón y su cayado. Va  la huerta para que pasture el ganado. Allí permanece horas y horas, a la sombra de las moreras gigantes, escuchando el chirrido de las norias y el cantar de los sembradores lejanos o de los sufridos trabajadores de la parva. ¿Sabéis quién es el cabrero? ¡Un nuevo poeta! Un recio y magnífico poeta, cantor maravilloso de las melancolías de la tarde, de las caricias frescas de las auroras de la noche".

La precoz detección de esa genialidad por parte de Sansano fue muy acertada, iniciándose una relación de mutuo respeto y admiración. Así, cuando en 1931 se publique el libro de Sansano Canciones de amor, el libro contará con lo que él llama "ofrendas" de otros poetas, como Pedro Luis de Gálvez, Carlos Lozano, Antonio Montoro, García Soriano, Siro López y Miguel Hernández. A él, a Miguel le corresponderá el honor de cerrar el libro al haberle reservado las tres páginas finales para que publicase los tres sonetos que a continuación se reproducen, sonetos primerizos, es cierto, pero de gran fuerza y en los cuales el oriolano ve a Sansano "como el héroe sublime de Cervantes", deshaciendo agravios y enderezando entuertos.

I
La luz primera vio bajo de un techo
humilde de un hogar del pueblo hermoso
en que mil llagas dolorosas hecho
vivió un obispo dulce y silencioso.
Su clara infancia fue un ligero trecho
de lirios de ropaje candoroso.
... Jugó del río Segura junto al lecho
y triscó por un fino monte airoso.

Cuando la juventud esplendorosa
le dio sus dones, una novia hermosa
tuvo, a la cual dio fama en cien canciones.
... Huyó del pueblo, que nacer le viera.
¡Y en su hogar vive triste una palmera
que al cielo se alza cual clarín sin sones!

II     
Huyó del mago pueblo del Segura
echándose sin rumbo en el camino,
                                      
y al perderlo de vista en la llanura
llanto de sangre a sus pupilas vino.

Mas devoró en silencio su amargura:
Y otro Alonso Quijano en su rocino,
fue el Ensueño de su hermética armadura
y el Ideal su yelmo de Mambrino.

En el Castillo-Venta de la Vida,
el Dolor consagróle caballero
y fue en busca del néctar de la Fama...

Y en una doble empresa decidida,
con gentil continente y rostro fiero
peleó por su honor y por su dama.

III
Deshizo agravios y enderezó entuertos;
batalló con dragones y gigantes
a quienes en sus antros dejó muertos,
como el héroe sublime de Cervantes.

Apoyo fue de inválidas doncellas,
de huérfanos y viudas infelices;
durmió frente al brillar de las estrellas,
y su alimento fue fruta y raíces.

Y hoy, tras haber cruzado con las trallas
de su vocabulario -trueno de ira-
mil rostros de malvados y canallas,

el yelmo arroja, la armadura tira,
y, allá, en remotas y cerriles playas,
por volver al natal pueblo suspira.

En El Día, aparecerán también dos artículos relacionados con esta publicación: "Miguel Hernández, A don Juan Sansano", 24 abril 1931 y "Miguel Hernández, A Sansano por su libro Canciones de amor", 19 junio 1931.

La relación Sansano-Hernández seguirá fructificando por un tiempo. Así, cuando Hernández publicó Perito en lunas, Sansano se va a ofrecer a ayudarle a vender libros, aunque por desgracia en la capital alicantina su éxito va a ser escaso. Abelardo Teruel se unirá también a tan infructuosa empresa, haciendo que Hernández, ante la falta de ventas, se dirigiese a ellos por escrito, en una carta conservada en el archivo de Francisco Martínez Marín: "Amigo Sansano: en vista de que usted no me escribe, lo hago yo. Dígame inmediatamente si han hecho Abelardo Teruel y usted algo con mis libros. Si no los han vendido mándemelos a vuelta de correo, pues me los han pedido la Universidad Popular de Cartagena y unas muchachas de Sevilla que publicaron hace unos días un gran elogio de mis poemas en El Liberal de esa capital andaluza. Ahí en Alicante se han quedado respecto a la poesía, como respecto a otras cosas, en Campoamor. Comprendo que no hayan comprendido el libro y no vean su valor. Un abrazo hasta en seguida con lo que haya. Miguel Hernández Giner". Después de esto, la relación se enfriaría. Miguel marchará a Madrid en busca de la gloria y de la fama, llegada póstumamente, y Sansano iniciará su particular calvario, conquistando, como dicen algunos autores, póstumamente el olvido, aunque este no fue tal en América, donde es muy recordado, como destacaba entre otras publicaciones literarias la revista Sigüenza en uno de sus últimos números, aprovechando para denunciar la laxitud artística de Orihuela.

Para simplificar, podemos decir que la naturaleza, la palabra y la angustia existencial, son los nexos de su poesía con la de Hernández ó Fenoll junto al uso regionalista de su léxico y la influencia de lo popular en la elección de los temas.