Según nota de prensa emitida por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Concepción López Guerrero, conocida en el mundo periodístico como Conchita Guerrero, falleció el pasado 17 de abril en el hospital madrileño Fundación Jiménez Díaz, a los 99 años, afectada por COVID-19.​
 
López Guerrero nació el 21 de noviembre de 1920 en Melilla. Al cumplir diez años, su familia se instaló en Madrid. Allí finalizó sus estudios de Bachillerato, y posteriormente empezó a frecuentar el Ateneo, donde conoció a finales de 1939 al que sería su marido, el que fuera también reconocido periodista Adolfo Lizón Gadea, periodista y escritor oriolano asociado de Honor de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), fallecido en 2011.​
 
Tras su boda en 1941, se trasladaron a Portugal en 1944, al haber obtenido su marido una plaza de profesor de Literatura en el Instituto Español de Lisboa. Allí vivieron el final de la Segunda Guerra Mundial y convivieron con las élites intelectuales y artísticas oficiales portuguesas y españolas de la época, organizando en la residencia familiar varias tertulias con escritores y pintores.​
 
En la Universidad de Lisboa comenzó la carrera de Filosofía y Letras, que nunca llegó a terminar para centrarse en el periodismo. Conchita Guerrero inauguró la corresponsalía del diario “Pueblo” en Portugal. Nombrada por el director, Emilio Romero, fue corresponsal en Lisboa desde 1956 hasta 1972. En aquel momento, era la única periodista  extranjera en el país vecino. Fue directiva de la Associaçao da Imprensa Estrangeira em Lisboa. Una de sus crónicas más leídas de aquella etapa fue la entrevista realizada el 26 de diciembre de 1969 al dictador portugués António Oliveira Salazar. También colaboró como corresponsal con TeleRadio. ​
 
Desarrolló una gran labor cultural de acercamiento entre España y Portugal. Su labor fue reconocida por el Gobierno portugués al concederle la condecoración de Comendadora de la Orden del Infante Don Enrique, máxima orden honorífica portuguesa, siendo la primera mujer en obtenerla.​
 
En 1972, tras residir durante 28 años en Portugal, se incorporó a la redacción de “Pueblo”, llegando a ser jefa de redacción. Entre otros muchos periodistas, tuvo como compañeros a José Antonio Gurriarán, Yale,  José María Amilibia, Raúl del Pozo, Vicente Talón, Arturo Pérez Reverte y, especialmente, Pilar Narvión, a quien le unió una buena amistad y con quien compartió una gran pasión por el periodismo político, formando parte de aquella generación de mujeres pioneras del periodismo español.​
 
Desde 1984, con el cierre definitivo del diario “Pueblo”, trabajó en el Gabinete de Prensa del Ministerio del Interior hasta su jubilación.​
 
Mantuvo hasta el final una gran lucidez y un extraordinario interés por las noticias y nuevas generaciones de periodistas, según su hija Elena, profesora universitaria residente en Francia, quien cuenta que “siempre  sintió un gran afecto y apego por la Asociación de la Prensa”. “En la habitación de la residencia, donde vivía desde 2016, tenía colocada en su estantería de libros el carné actualizado de la APM, en sitio muy visible”, añadió.​
 
Asociada vitalicia de la APM, con el número 807, ingresó en esta asociación en el año 1983. ​
 
Concepción López Guerrero deja dos hijas y tres nietos. Según su voluntad, sus restos reposarán en el cementerio de Orihuela (Alicante), junto a los de su marido. ​
 
Se da la circunstancia de que desde nuestra Entidad, la Fundación Cultural Miguel Hernández, y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela estábamos trabajando en la exposición “Adolfo Lizón. Un escritor oriolano polifacético”, que debía haberse inaugurado del pasado 27 de marzo en el Museo Fundación Pedrera y que será aplazada a otoño debido a la declaración del estado de Alarma. Adolfo Lizón fue nombrado Caballero de la Orden de San Antón en 1981 y su hija Elena lo fue en 2016. Precisamente, Elena ha cedido numeroso material de su propiedad para la muestra.​
 
Desde la Fundación Cultural Miguel Hernández queremos expresar nuestro más sentido pésame especialmente a su hija Elena y un gran abrazo en estos momentos tan difíciles pues no ha tenido oportunidad, por el cierre de fronteras, de despedirse de su madre. ​