Rosario Sánchez Mora, “La Dinamitera”, falleció ayer, jueves 17, en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid a los 89 años. En el día de hoy  ha sido enterrada a las 15 horas en el Cementerio Civil. Fue inmortalizada por Miguel Hernández en un poema cuyo título es su apodo de miliciana: “Rosario, dinamitera, / sobre tu mano bonita / celaba la dinamita / sus atributos de fiera/  (...)/ bien conoció el enemigo / la mano de esta doncella / que hoy no es mano porque de ella / que ni un solo dedo agita / se prendó la dinamita / y la convirtió en estrella”.

Nació el 21 de abril de 1919 en la población madrileña de Villarejo de Salvanés, y  fue una de las primeras mujeres en alistarse a los   17 años en las milicias populares que combatieron durante la  guerra civil (1936-1939) en la defensa de Madrid.

“La Dinamitera” perdió una mano en las trincheras, fue encarcelada durante el franquismo y condenada a muerte, aunque la pena le fue conmutada por treinta años de cárcel, de los que  sólo cumplió tres.

Después de un frustrada huida de España tras el fin de la guerra y su encarcelamiento, Rosario trabajó como cerillera en la madrileña plaza de Cibeles y llegó a montar un estanco en el barrio de Vallecas.

El último acto público al que acudió la “Dinamitera” fue el homenaje que el Partido Comunista de España rindió, el 24 de septiembre de 2007, a todas las mujeres republicanas en su última fiesta.

Colaboró activamente con la Fundación en numerosas ocasiones, como en el homenaje a los coetáneos del poeta, celebrado en la tarde del lunes 27 de octubre de 2003 en el Ateneo de Madrid, con motivo del II Congreso Internacional sobre Miguel Hernández, y en varias entrevistas, cedió material sobre sus recuerdos del poeta y en la actualidad preparaba para la Fundación un cuadro de su amigo que la muerte ha impedido culminar. La Fundación y quienes en ella trabajan deseamos expresar a sus familiares y amigos nuestras más sentidas y emotivas condolencias por la pérdida de la luchadora que ya es inmortal en las poesía y la amistad.